Uno de los grandes compromisos durante la campaña de 2012 de quien fuera el candidato de la alianza “Compromiso Por México” y actual presidente, Enrique Peña Nieto, fue erradicar la pobreza alimentaria como parte de una estrategia encaminada a generar condiciones de igualdad en el país.

Recordemos que los compromisos de Peña Nieto durante la campaña, fueron acompañados siempre de una acción casi mítica con las memorables firmas ante notario público. Con estas firmas se pretendía dar un sentido de obligatoriedad para el cumplimiento de los compromisos. Evidentemente estas firmas no cumplían con esa función, y fueron puestas en escena para funcionar como símbolos de legalidad y para generar certeza en la sociedad.

El 1° de abril de 2012, EPN sostuvo un encuentro con las etnias de la Sierra Tarahumara. En este evento correspondiente a las actividades de su tercer día de campaña, declaró lo siguiente: “No más pobreza, no más hambre; hay 21 millones de mexicanos en pobreza alimentaria, que es una deuda mayor, un gran lastre, deuda del gobierno que se ha agravado en los últimos años”. Ante esta problemática se dio paso a la firma de su octavo compromiso en campaña.

“Vengo a hacer un compromiso ante ustedes para que no haya más pobreza, no más hambre”.

Con un discurso que claramente evocaba valores como los de igualdad y justicia, Enrique Peña Nieto se comprometió a erradicar la pobreza en el país. Este compromiso más tarde, siendo el Presidente Constitucional de México, quedaría plasmado dentro de las cinco metas de la hoja de ruta del Gobierno Federal, en lo que todos conocemos como el Plan Nacional de Desarrollo, y específicamente en la meta de un México Incluyente.

Dentro del Plan Nacional de Desarrollo 2013- 2018, se hizo un diagnóstico de las situaciones de adversidad que enfrentaba la nación. Algunas de las barreras definidas en el PND para lograr el México Incluyente, fueron el desarrollo social y la población que se encontraba viviendo en situación de pobreza y pobreza extrema. Las primeras cifras referentes a la pobreza que se mencionaron en la Introducción y Visión General del PND son las siguientes: El 46.2% de la población vive en condiciones de pobreza y el 10.4% vive en condiciones de pobreza extrema. También se muestra que en 40% de los municipios del país el porcentaje de la población en situación de pobreza es mayor al 75%. (CONEVAL 2010).
Otros aspectos que fueron considerados dentro del documento como situaciones poco favorables para mejorar las condiciones de vida de los mexicanos; eran la desigualdad del ingreso, la violación de los derechos humanos, la discriminación y el limitado acceso a servicios de salud y a una vivienda digna.

Lo que se puede observar dentro del PND, es un diagnóstico muy claro de todos los aspectos que engloba la pobreza, una clara hoja de ruta con una visión programática definida para atacar el problema y disminuir el número de carencias sociales en la población en situación de pobreza y pobreza extrema. Así también, aunque el lenguaje utilizado no fue del todo inclusivo, si fue totalmente evidente la empatía en el discurso.

Pero a pesar de un claro diagnóstico en la meta II del PND, y una visión programática sustentada bajo esta construcción que permite consolidar las políticas públicas en conjunto con la ciudadanía, demos respuesta a lo que nos interesa saber, y dejemos claro cuáles son los saldos de Peña en el tema de pobreza a poco más de dos meses de que culmine su gestión.

Si bien, los porcentajes de personas viviendo en situación de pobreza disminuyeron de la siguiente manera: 2010 (46.1%), 2012 (45.5%), 2014 (46.2%) y 2016 (43.6%), la realidad es que hoy contamos con un mayor número de pobres en nuestro país, ya que en 2010 existían 52.8 millones personas viviendo en pobreza, y con base a la última medición de CONEVAL publicada en agosto de 2017, tenemos ahora 53.4 millones de personas viviendo situaciones de vulnerabilidad.

Estas cifran evidencian que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto se le dio un tratamiento meramente paliativo al problema; el cual, lejos de sacar a personas de esta situación, se incrementó el número de pobres en nuestro país.

Aunque los trucos de la comunicación nos digan que la cifra actual representa un menor porcentaje respecto al total de la población, esto se puede aclarar con una simple operación aritmética, donde la población crece en mayor proporción que el número de pobres, y los mismos terminan representando un menor porcentaje de la población total.

Donde sí hubo un avance significativo, fue en el combate de la pobreza extrema. En este rubro pasamos de tener 11.5 millones en 2012 a 9.4 millones en 2016. Pero tengamos presente que una persona en pobreza extrema, es aquella que tiene 3 o más carencias sociales de las 6 que se evalúan.

En este sentido, debemos asumir que los indicadores de pobreza no son alentadores en la gestión de Peña. Mientras existan personas que no pueden cubrir sus necesidades básicas en cualquier rincón de nuestro país, habrá una deuda pendiente del gobierno, lo cual requiere de políticas que permitan incidir de manera inmediata para buscar su solución.

Así que el gobierno de Peña en materia de pobreza, queda con un SALDO NEGATIVO, aunque pretendan manipular y torcer los indicadores con los porcentajes.

Mgter. Edgar Acosta Morteo